Romper Hábitos Con PNL

Cuando Iván Pavlov comenzó su investigación sobre el resultado de unir dos estímulos diferentes– el sonido de una campana y un plato de comida- en los perros con los que trabajaba, poco se imaginaba que daría con una de las claves más importantes sobre el comportamiento humano que daría nombre a lo que hoy entendemos como condicionamiento clásico. 

El trabajo de Pavlov consistió en proporcionar un plato de comida al mismo tiempo que hacía sonar una campana, lo cual repitió durante varias sesiones.

Lo que observó es que, en el momento de presentar únicamente el timbre de la campana el perro emitía la conducta de salivación. Lo que había conseguido es asociar dos estímulos de origen diferente dando lugar a una forma de aprendizaje.  Acción – Reacción.

La unión entre dos estímulos estaba creada:

Cuando el perro escuchaba la campana comenzaba a salivar, independientemente de que hubiese plato de comida o no.

Ahora fíjate en esto:

Pedro, cada vez que se levanta para ir a trabajar siente malestar en el estómago sin importar el día que vaya a tener. Sus primeros meses fueron tensos y ahora trabajo +  nervios están condicionados.

Juan, cada vez que tiene que presentar un proyecto ante su comité no puede evitar dudar de sí mismo. En el colegio no se le daba bien las presentaciones orales y ahora poco importa que hayan pasado años. Sigue dudando de igual forma.

Esmeralda, cuando trabaja en equipo, siente que sus ideas valen menos que las de sus compañeros. Sabe que no es así, pero su cuerpo tiende a retraerse y no defiende su punto de vista con firmeza.

Francisco, si escucha una canción del Dúo Dinámico, rompe a llorar recordando a su madre.

Jorge no puede tener buenas relaciones personales porque su primera novia le fue infiel.

El bebé de mi vecina llora cuando le ponen a dormir en la cuna. Quiere los brazos de su madre. La mamá del bebé, cuando escucha el llanto, siente culpabilidad al pensar que le está malcriando.

Pedro es como el perro de Pavlov.

Juan, Esmeralda, Francisco, Jorge, el bebé de mi vecina, mi vecina… todos somos como el perro de Pavlov, tenemos reacciones que querríamos evitar ante los estímulos que nos presenta la vida.

La programación neuro lingüística (PNL), a esto lo llama anclajes. Una reacción está anclada -unida- a un estímulo. La música que sonaba mientras ese primer beso, tiene el poder de hacerte evocar esa sensación una y otra vez. El olor de una fragancia hoy, que te trae recuerdos de la infancia. Un sabor, que te hace recordar a tus abuelos… Son dos estímulos unidos (anclados) en tu memoria. Cuando se estimula uno, tu mente te trae el otro.

Entonces… ese nerviosismo, ese miedo irracional, esa incapacidad para aprender algo nuevo, esa emoción que se repite una y otra vez sin quererlo, esa falta de confianza en uno mismo, ese miedo a crecer profesionalmente… ¿dónde tienen su origen?

Posiblemente exista un anclaje negativo en tu mente, desde ayer, o desde tu infancia. Es lo mismo.

Y estos anclajes son también el motivo por el que repetimos los mismos errores una y otra vez. Errores intelectuales y errores emocionales. Nos confundimos en datos, en relaciones, en la toma de decisiones, en conversaciones… el mismo programa una y otra vez.

Pero lo extraordinario de nuestra mente humana es que, con el lenguaje de programación apropiado, podemos encontrar el anclaje, deshacerlo y diseñar una nueva ancla que nos haga libres.

La técnica es muy fácil:

  1. Eliges el comportamiento a mejorar. Ej. “Defender mis ideas con asertividad”.
  2. Encuentras el programa actual. “Pienso mis ideas, miro a mi jefe, siento nerviosismo, dudo de mi…”
  3. Diseñas el programa apropiado: “Pienso mis ideas, miro a mi jefe, organizo el mensaje, siento tranquilidad, comunico…”

Esta técnica es lo que la PNL llama “anclar un nuevo comportamiento” y es sumamente práctica para cualquier aspecto que desees trabajar en tu vida personal y/o profesional. El marketing lo utiliza para unir estímulos en los consumidores: “Si compras X te sentirás Y”. Eso se puede aprender fácilmente.

Cuando repites los mismos errores una y otra vez, puedes diseñar e incorporar un nuevo programa que evite el círculo destructivo.

Cuando no sabes romper viejos hábitos, puedes actualizar la intención positiva del viejo hábito para crear un mapa de nuevos comportamientos y convertirlos en rutinas inconscientes más profesionales (o saludables).

Si el mundo de los negocios, la política, la educación, la economía, la sanidad, fuese consciente de la necesidad de crear programas mentales positivos en personas de todas las edades y condiciones para enseñar a pensar y romper los anclajes y hábitos destructivos, seríamos una sociedad mucho más empática y generosa.

 

Si has leído hasta aquí, quizá en tu lugar desees aprender a facilitar el cambio de procesos mentales a tu alrededor para ayudar a otras personas a romper sus patrones limitantes.

Te invitamos a formar parte de nuestro Practitioner PNL aplicado a la excelencia profesional. Ya está abierto el plazo de matriculación.

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